¿Cuál es la diferencia entre un vino clarete y un vino rosado?

A simple vista, podrían parecer hermanos: tonalidades suaves, frescura y un espíritu informal. Pero si observas más de cerca, el clarete y el rosado son dos mundos distintos dentro del universo del vino.

El clarete tiene una historia profundamente española. Se elabora mezclando uvas tintas y blancas que fermentan juntas, lo que le da ese color tenue y una personalidad amable, intermedia entre el tinto y el rosado. Es el vino de las comidas familiares, de la tradición, de la sencillez bien hecha.

El rosado, en cambio, es un vino de intención y precisión. Se produce con uvas tintas, pero el mosto solo pasa unas horas en contacto con las pieles antes de fermentar. Ese breve encuentro define su color, su frescura y su elegancia.

 En resumen:

• Clarete = mezcla de uvas tintas y blancas fermentadas juntas.
  
  

• Rosado = uvas tintas con maceración breve.
  
  

El primero evoca la memoria del campo.
El segundo, la sofisticación contemporánea.

A la vista el clarete suele ser más oscuro que el rosado

Por qué el vino rosado conquista cada vez más copas

Durante años se le consideró un vino “ligero” o “de verano”, pero hoy el rosado vive su renacimiento. Bodegas de toda España están reinterpretando este estilo con variedades nobles, elaboraciones más cuidadas y una estética que combina frescura y profundidad.

El rosado actual es versátil, gastronómico y lleno de matices. Es el vino que te acompaña desde el aperitivo hasta la cena, el que marida con sushi, pasta o una tabla de ibéricos sin pedir permiso.

Y si buscas nombres que definan este nuevo lenguaje, aquí tienes cuatro que deberías conocer.

Cuatro vinos rosados que marcan tendencia

Viñas del Vero Pinot Noir Rosado

Un rosado de Somontano elaborado con una de las variedades más finas del mundo: Pinot Noir.
Aromas de fresa, frambuesa y pétalos de rosa. En boca, una textura suave y un equilibrio que conquista.

Ideal para quienes buscan elegancia y sutileza en su copa.

Viñas del Vero La Miranda de Secastilla Rosado

Un rosado que huele a naturaleza.
Procedente del valle de Secastilla, combina notas de lavanda, monte bajo y fruta roja fresca.
En boca, se muestra amplio, fresco y con una mineralidad que recuerda al aire de los Pirineos.

Perfecto para quienes buscan vinos con carácter y autenticidad. 100% Garnacha

Enate Rosado Cabernet Sauvignon

El rosado con más personalidad del Somontano.
Cabernet Sauvignon en su máxima expresión: color intenso, notas de cereza madura y una estructura que desafía el mito del rosado “ligero”.

Un vino con actitud, pensado para quienes disfrutan del sabor pleno.

Monasterio de las Viñas Rosado 0,0

Un rosado sin alcohol que demuestra que el placer no necesita grados.
Fresco, afrutado y equilibrado, conserva todo el espíritu de Cariñena con un perfil ligero y moderno.

Perfecto para quienes buscan disfrutar del vino sin renunciar al bienestar.

El color solo es el principio

El clarete pertenece al pasado.
El rosado, al presente.
Y estos cuatro vinos, a tu próxima mesa.

Porque al final, lo importante no es el color del vino… sino la historia que cuenta cuando lo compartes.